CIUDAD, ENTORNO Y BASES DE PARTIDA. La promoción privada en el centro de Alicante está transformando nuestras calles con edificios que caricaturizan arquitecturas tradicionales, carentes de la dignidad que tenían éstas en el pasado. Ejemplo de ello es la calle Calderón, que había sido desarrollada antiguamente con una estructura de edificios de tres plantas y que el Plan General condenó al derribo al permitir construcciones de cinco pisos. Cuando se realizó, pues, este encargo la calle ya había perdido su carácter, por lo que no tenía sentido un planteamiento de concordancia con el entorno. Por otra parte, la vía pública adyacente es de tráfico rápido y muy ruidosa debido a la intensa actividad comercial. La forma de los solares, con poca fachada y mucha profundidad edificable, permitía ventilar pocas piezas al exterior.

PLANTEAMIENTO GENERAL Y RESPUESTA FORMAL. El edificio se concibe hermético, sobrio y sencillo, en contrapunto con las arquitecturas predominantes en el entorno. Continuista quizá con esa arquitectura moderna y esencial que surgió a finales de los 80 en Alicante, ofrecida por un reducido pero sólido grupo de arquitectos que aún hoy sigue activo. Una blanca piel de estuco que refleja la potente luz de Alicante, enfatizada por lamas de aluminio y barandillas de vidrio enrasadas al plano de fachada, consigue dar tensión al revestimiento. El reflejo del estuco se continúa a través de los huecos con el brillo de los elementos metálicos y el vidrio, haciendo de la fachada casi una superficie continua. El edificio se enmarca en un perfil perimetral de acero inoxidable que crea una sombra lineal, resolviéndose así el encuentro con los edificios colindantes y subrayándose también la ruptura con los mismos.